El despido es la decisión que una empresa puede tomar para finalizar la relación laboral con un empleado, pero para que esto se pueda producir, se tienen que cumplir alguna de las circunstancias contempladas por la ley en la legislación laboral, es decir, la empresa no puede despedir a un trabajador si los motivos no son amparados por la ley.
Lo primero que debes conocer sobre los despidos es que existen varios tipos; el disciplinario, el objetivo y el colectivo.
El despido disciplinario se da cuando el empresario decide rescindir la relación laboral con el empleado porque éste ha cometido una infracción grave que justifica esta decisión. Las causas del despido disciplinario vienen estipuladas en el artículo 54 del Estatuto de los Trabajadores, y siempre que se cumplan, el empresario puede realizar el despido.
El segundo tipo es el despido objetivo, aquel en el que se procede a la extinción del contrato de trabajo por razones técnicas, económicas, de producción u organizativas que la empresa debe justificar.
Y el tercer tipo es el despido colectivo, más conocido como ERE, que se da cuando la empresa rescinde los contratos por causas objetivas, normalmente económicas, que afectan a un determinado número de sus trabajadores.
Si tu caso encaja en alguna de las categorías anteriores, es muy probable que sea procedente, pero si no encaja, entonces cabe la posibilidad de que tengas derecho a una indemnización. También es importante tener en cuenta que, además de todo lo comentado anteriormente, también es imprescindible que la empresa cumpla con los requisitos de preaviso, carta de despido, finiquito e indemnización (en caso de que proceda) a la hora de realizar el despido.
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