Hoy en día, afortunadamente, el papel de la mujer en el mercado laboral no es ninguna novedad, sino que es algo a lo que todos estamos completamente familiarizados, sin embargo, no siempre ha sido así. Históricamente, el papel de la mujer no solía estar vinculado a trabajar, si no que quedaba relegada por el hombre, generalmente su marido, que era quien trabajaba fuera del domicilio conyugal.
No fue hasta marzo de 1910 cuando, a raíz de la promulgación de la Real Orden, quedaron suprimidas las barreras que tenían las mujeres para acceder a la educación superior. Fue el punto de partida para que las mujeres pudiesen estudiar carreras universitarias dejando a un lado la vestimenta de hombre que tenían que llevar anteriormente.
El mundo jurídico, y concretamente de la abogacía, no se queda atrás. Si nos remontamos a datos obtenidos por un estudio realizado por el Consejo General de la Abogacía Española, el número de abogados registrados son de un 56,8% en contraposición al 43,2% de mujeres. En el ámbito del liderazgo, por ejemplo, el papel de la mujer también esta muy limitado, aunque hay una serie de hitos históricos que merecen especial mención:
- En el 1922 Maria Asunción Chirivella Marín es la primera mujer en incorporarse a un Colegio de Abogados en Valencia, y en 1924 lo hizo Victoria Kent en Madrid.
- En el año 1973, Maria Belén del Valle se convirtió en la primera mujer fiscal en España.
- En el año 2002 fue cuando una mujer optó por primera vez a la presidencia del Tribunal Supremo.
- Fue en 2004 cuando Maria Emilia Casas fue reconocida como la primera mujer presidenta del Tribunal Constitucional.
Actualmente, los grupos de edad mas significativos de mujeres involucradas en el mundo jurídico son las menores de 31 años.
Es importantísimo destacar el papel de Clara Campoamor. Abogada y luchadora del sufragio femenino, fue la líder en solitaria durante la II Republica Española en constante disputa con la ya mencionada Victoria Kent quien no confiaba en la aprobación del derecho de voto femenino. Fue la única de las tres mujeres presentes ese 1 de octubre de 1931 que estaba de acuerdo con el sufragio femenino, liderando la batalla contra quienes no querían que fuese reconocido.
La brecha salarial, la incompatibilidad familiar, la falta de promoción, el techo de cristal… son unos de los tantos motivos y problemas con los que las mujeres se topan en su día a día a la hora de introducirse en el mercado laboral. Ha habido una exponencial evolución del papel de la mujer, sobre todo en sectores que hasta hace relativamente poco tiempo se entendían que pertenecían únicamente al hombre, pero aun así siguen siendo víctimas de infinidad de desigualdades entre sexos que no han conseguido reconducirse.
Vamos a analizar algunas de ellas en cifras:
- La brecha salarial en la abogacía supone que exista hasta un 20% de disparidad entre la remuneración que reciben los abogados frente a las abogadas.
- En los despachos hay una mayor presencia de socios hombres, un 81%, frente al 19% de presencia femenina.
- En los rankings de mejores abogados, no solo los hombres se suelen encontrar en puestos más elevados, si no que el número de candidatos hombres es mayor que el de mujeres: 1127 mujeres y 2582 hombres. Además, las mujeres suelen estar en las posiciones elevadas un 15,3% de veces.
Las nuevas tecnologías, el teletrabajo y la adaptación de la jornada sobre todo a raíz de la pandemia del COVID 19 han supuesto importantes mejoras para las abogadas, debido a que les ha permitido superar barreras que anteriormente poseían, por ejemplo, con una mejora en la conciliación laboral y personal. Todo ello lleva hacia una visión de la mujer y una intervención mejorada y cada día con más logros, pese a todos los avances que todavía faltan.
Lo anteriormente mencionado se ve reforzado por la implicación que están teniendo las Administraciones Públicas y los Colegios Profesionales, quienes están apostando por el papel de la mujer y su inclusión mediante Planes de Igualdad que doten de mecanismos encaminados a la reducción de las desigualdades y su impacto, apostando por su desarrollo y valía profesional. Se requiere un cambio cultural que ha de ser apoyado por el cuestionamiento de los roles y de cómo se asignan, causando mayor corresponsabilidad que, a fin de cuentas, acaban siendo puntos fundamentales para la mujer en el mejor desarrollo de su labor profesional.
Es imprescindible también contar con leyes que apoyen estas medidas, que obliguen al cumplimiento de ciertos puntos que consigan a la larga poder construir una sociedad mas equitativa. Aún queda mucho por hacer para conseguir superar las barreras que tienen las mujeres para ser consideradas un igual, pero se ha ido mejorando y poco a poco se irán consiguiendo mas logros.